La inconformidad de la vida, la conformidad de lo que no existe, la felicidad de vivir, el dolor de estar viviendo donde no se vive correctamente, la alegría de decir lo que se siente, la tristeza de admitir que si lo peor del mundo no existiera, lo mejor de mi no existiría.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
No son solo plastico, o porcelana, o ceramica, etc.
No es la hora de correr cuando ves ojos de muñeca girar dentro de sus plásticas cuencas. No es hora de correr.
Asustarse, menos.
Es hora de apiadarse. ¿Que almas torturadas fueron encerradas sin el consentimiento de estas?
¿Que miran, con esperanza de ser devueltas al pueblo donde se ensuciaban las rodillas de barro?
Si corres, es para ayudar. Si te asustas, es de vos mismo por correr cruelmente, lejos, olvidandote de los cuantos necesitan ayuda ahí adentro.
En unos ojos moviendose en sus respectivas cuencas plásticas.
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